
Sé que debo ser la hija perfecta, la hermana perfecta, la amiga perfecta, pero ¿cómo ser tan perfecta si por dentro siento la necesidad de no ser aquello que ellos quieren de mi? Solo me siento perfecta cuando tú me lo dices al oído, cuando tu me rodeas con el brazo, cuando me robas un beso cuando hablo demasiado, cuando me haces cosquillas hasta que no puedo más, cuando siento el roce de tu mano por mi espalda,...
No, seguramente nunca sea ni la hija perfecta, ni la hermana perfecta, ni la amiga perfecta pero cada vez que estamos a solas nos convertimos en las dos personas más perfectas del mundo. porque el mundo se reduce a ti y a mi.