Cuando me acerco a tus paisajes
de verdes montañas y brumas tramposas,
de mares bravíos y rías calmadas,
paisajes de charcos y caminos mojados,
paisajes de eucaliptos, boinas y carros.
Cuando me acerco a tus paisajes
de fugaces sonidos ya antiguos,
del silbido del aire a los montes peinando,
o el sonido de la noche viva en el bosque,
o la lluvia insistente a la ventana llamando.
Cuando me acerco a tus paisajes
puedo respirar aromas distintos,
aromas de abuelos, de madres y tíos,
aromas de una infancia casi olvidada,
aromas, en fin, de pan y tierra mojada.
Cuando me acerco a tus paisajes
siento que esta tierra me atrapa
con sus hórreos, campos y playas,
con sus atardeceres y sus borrascas,
con sus pescadores, sus arados y sus casa.
Cuando me acerco a ti, Galicia,
siento que mi alma se escapa
hacia acantilados eternos,
hacia aldeas insospechadas.
Hacia un Dios, que si existe,
debe tener aquí su morada.

Había escrito un comentario, pero me parece que ha desaparecido... Hablaba del amor a la tierra, de mi propia tierra y de las otras, de Galicia y sus colores, azul, verde y gris, y de como yo los había visto retorcerse, morir y volver a la vida allí, pero ha desaparecido....
ResponderEliminar